La agonía del modelo de capitalismo especulativo va a dejarnos, al menos, una experiencia positiva. Sí, puedo asegurárselo, por desgracia. Conoceremos en carne propia la humillación, el sentimiento de expolio, casi de violación de la dignidad, que han padecido millones de personas a causa de las políticas ultraliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Aprenderemos a vivir – entre el desconcierto, la tristeza, la impotencia y la rabia – como las gentes de El Salvador, Guatemala o Costa de Marfil.
Las reclamaciones alemanas a los países periféricos avanzadas ayer por su ministro de Economía, Philipp Rösler, diseñan un paquete de medidas neocolonial, a partir de una peligrosa idea de eficiencia económica de base étnico-cultural. Básicamente:
– Test de estrés para medir la competitividad económica de los estados, en la línea de los aplicados a la banca.
– Creación del Consejo de Estabilidad, como organismo no democrático (uno más) de control de los compromisos presupuestarios y de ajuste, con potestad sancionadora.
Dos acciones inútiles desde el punto de vista económico – no así desde el político-financiero, su verdadero objetivo – a las que sumar las declaraciones del viceportavoz parlamentario de la CDU (partido de la canciller Angela Merkel), Michael Fuchs, quien nos anima a acometer una nueva ronda de privatizaciones y vender nuestras reservas de oro. El umbral de la estupidez tolerable ha subido tanto que ya puestos (…). Dos incisos:
a) El oro continuará subiendo desde su precio actual de casi 1.800 dólares/onza hasta bien pasados los 2.000 (senda que seguirá la plata). No obstante, contemplaremos maniobras destinadas a hacer del metal amarillo un valor reserva menos atractivo (“burbuja del oro”, y similares). Quien compra oro, no es rentable para el sistema de capitalismo de casino.
b) Como publica hoy El Mundo, el ministerio de Economía, con Pedro Solbes, al timón se deshizo del 46% de las reservas de oro españolas entre 2005 y 2007. La razón: se trataba de un “activo no rentable”. Desde entonces, la onza se ha revalorizado un 313%. Ojo clínico y capacidad de análisis. Me reafirmo: como decía Arrabal, “el apocalipsis va a llegar”.
Dicho esto, unos cuantos motivos para no sentir complejos ante dos übermensch de la economía, como Rösler y Fuchs:
1) La deuda pública alemana, considerada como % de deuda en relación al Producto Interior Bruto, es notablemente superior a la española. Que sí, que el problema de España es el endeudamiento privado. Ya, ya (…), pero no estaría de más utilizar referencias comparativas homogéneas y no la que nos convenga en función de un objetivo político u otro.
2) Lo señalado en el punto anterior hace que Alemania supere con holgura el endeudamiento público máximo del 60% que establece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC).
3) El sistema financiero alemán ha dado mayores muestras de debilidad que el español. De hecho, buena parte del brutal incremento de la deuda pública germana se debe al rescate y/o nacionalización de su banca privada (ver: http://www.cincodias.com/articulo/economia/deuda-publica-alemania-bate-record-billones-euros-2010/20110413cdscdseco_13/).
4) Varios bancos alemanes decidieron, sin más, no pasar la supuesta prueba de fortaleza definitiva, los test de estrés, u ocultar datos en el proceso (ver p.ej.: http://www.cincodias.com/articulo/mercados/alemania-alienta-dudas-test-estres-banca/20110715cdscdimer_2/).
5) Llegados a este punto, y para quien piensen en la capacidad germana de refinanciar su deuda, que no de reducirla, una última variable. Los derrochadores PIGS, los europeos del Sur manirrotos que acaban con los ahorros alemanes (y puede que hasta no se laven…) son un pilar básico para la salud económica de Merkel y Cia. ¿Cómo?, como consumidores preferentes de su hipertrofiada capacidad de producción industrial.
Resumiendo – pero mucho, mucho – Alemania estimula el consumo de sus productos por parte de las naciones periféricas adquiriendo su deuda, es decir, que subvenciona a su tejido productivo en nuestros bolsillos. Algo así como las tarjetas de compra a crédito del super. Por otra parte, huelga decir que una porción significativa de su potencia exportadora se sustenta sobre estrategias de presión política sobre sus principales clientes, los estados UE.
6) Si no contenemos a los especuladores, si no somos capaces de articular una verdadera reconquista de la democracia a escala europea, Alemania caerá. Más tarde que España o Italia, pero caerá. Su crecimiento se congelará por la necesidad de destinar recursos a servir a un endeudamiento público creciente, además de por el freno a sus exportaciones en Europa.
Estados como Bélgica o, incluso, Francia, irán delante, pero la invulnerabilidad alemana es un mito. Su pretendida autoridad recuerda al pingüino de los dibujos animados, que toma el sol, tranquilo y feliz como una lombriz, mientras el trozo de hielo sobre el que está es cada vez más pequeño.
Por tanto: en primer lugar, abandonen sus complejos; en segundo, unos instantes para el orgullo patrio (…)
¿Ya está?. Bien, una vez recuperada la autoestima, no olviden que esto no es cuestión de fronteras, ni siquiera de valores identitarios o pseudonacionalismo; se trata de ciudadanos libres contra individuos y entidades que quieren reducir el modelo de convivencia de la democracia social a cenizas. Este sí que es un partido que no podemos permitirnos perder (…)
Crónicas de Austeria 