EUROBONOS, ALIMENTO PARA EL CÁNCER QUE NOS DEVORA

El colapso hacia el que se está empujando – de forma deliberada – a la sociedad griega es tan solo uno de los ejemplos de una cruda certeza ante la que debemos abrir los ojos: las medidas adoptadas como vía de salida de la crisis están cumpliendo a la perfección sus objetivos. ¿Cómo puedo realizar una afirmación así cuando todos los indicadores económicos la desmienten?. Ahí está la clave, en qué variables tomar en consideración, y es que las metas del proceso en curso nunca fueron económicas, sino políticas. A grandes rasgos: la destrucción de la democracia social como modelo de convivencia viable y el avance hacia un sistema neofeudal abiertamente fascista.

Esta transformación profunda, que bien podríamos denominar revolución neoliberal, tiene en la pérdida de soberanía de los estados-nación uno de sus requisitos indispensables; sin que ésta se acompañe – por supuesto – de una suerte de sistema democrático paneuropeo. De hecho, la tendencia es justamente la contraria: los ámbitos dependientes de las decisiones adoptadas por entidades ajenas al control ciudadano no dejan de incrementarse.

En esta línea, la puesta en marcha de los eurobonos es tan solo un capítulo más. A grandes rasgos, este paso implicará:

–       La emisión restringida de deuda soberana europea, esto es, respaldada por el conjunto de las economías asociadas al euro. Restringida en tanto que los países señalados solo podrán financiar así una deuda equivalente al entorno del 60% de su Producto Interior Bruto (PIB). Para todo lo que supere ese porcentaje – un 5,2% en el caso español (ver: http://bit.ly/qY207j) se continuará recurriendo a los bonos nacionales, perdiendo el soporte conjunto al que antes aludía.

–       Sobre el papel, aumentarán los costes de emisión de las naciones más solventes (entre 20 y 25.000 millones de euros en 10 años en el caso alemán), mientras que se abaratarán los de los países periféricos como Italia, Portugal o España.

–       La creación de una Agencia Presupuestaria Europea bajo control de un Ministerio de Finanzas de la UE, con potestad, al menos, para determinar  la política fiscal y los límites de déficit y deuda pública de cada estado. Obviamente, y para garantizar ciertas posibilidades de éxito, su autoridad estará por encima de la de los ejecutivos nacionales elegidos democráticamente, además de contar con instrumentos sancionadores disuasorios.

Hasta aquí, y en teoría, un esquema verosímil. Por desgracia, sus efectos prácticos apenas servirán – en lo económico – para alargar la agonía de una zona euro enferma, por medio de técnicas de ensañamiento terapéutico. ¿Por qué?, cuatro apuntes a los que da contexto el gráfico adjunto (ver link adjunto a fuente original: http://www.datosmacro.com/deuda)

Gráfico deuda

1)     El desarrollo de la estructura jurídico-legal necesaria para el lanzamiento de los eurobonos – con variables que modifican aspectos nucleares del Tratado de la Unión – no será un proceso sencillo. Durante el mismo, los agentes especulativos tratarán de llevar al máximo la rentabilidad de las últimas grandes emisiones ‘sin paraguas’ de los países periféricos; poniendo en serio riesgo su capacidad de financiarse.

La solución más evidente a un escenario de estas características sería que el BCE concediera un periodo de gracia en el que comprase directamente los bonos en riesgo (en mercado primario), tal y como hace la Reserva Federal (FED) con la deuda norteamericana. Por desgracia, el trasfondo y objetivos políticos de la crisis hacen que sea aceptable adquirir bonos en los mercados secundarios (a bancos y fondos de inversión), pero no a los estados que los emiten.

2)     Si se opta por la convivencia de eurobonos y bonos nacionales (por tramos de deuda, como se ha descrito con anterioridad), nos encontraremos con dos graves problemas de coherencia:

–       Alemania (+20% sobre el total), Francia (+20%) o Austria (+10%) se verán en la necesidad de continuar emitiendo cuantías significativas de bonos nacionales (máxime cuando la nueva ronda de rescate bancario acabará con sus expectativas de reducción de la deuda pública). Por tanto, en un contexto de turbulencias, seguirá existiendo una oferta-refugio más atractiva que las emisiones conjuntas. 

–       En sentido contrario, pero con efectos igualmente negativos, las emisiones de deuda vieja (bonos nacionales) de Italia (+50%), Portugal (+30%) y España (+5% y subiendo) – dando incluso por perdido el caso griego – mantendrán a los periféricos en una situación de debilidad que, en paralelo, se dejará sentir en la rentabilidad exigida a la deuda nueva (eurobonos) de la que forman parte.

Plantear que establecer techos de deuda pública en torno al 60% va a tener un efecto milagroso sobre la zona euro, mientras – por si fuera poco – se exigen a los estados nuevas inyecciones de dinero público a la banca es, sencillamente, reírse de la opinión pública. Así, lo que va a comenzar de verdad es una carrera suicida de desguace de la democracia social, desinversión del Estado, privatizaciones, incremento de la imposición indirecta etc. con el objetivo público de llenar un pozo sin fondo (…)

Por todo ello, si hacemos caso al discurso oficial: va a reducirse la deuda pública disminuyendo aún más los ingresos fiscales y entregando fondos adicionales a la banca, mientras que se reactivará la economía demonizando los estímulos y desincentivando el consumo. Como apuntaba en el primer párrafo, no es que nuestras autoridades hayan perdido el juicio, de hecho están cumpliendo todas y cada una de las metas sociopolíticas no confesables de este desastre.

Sede Comisión Europea

3)      El aparato político que nacerá con los eurobonos implicará una pérdida de soberanía popular tan evidente, una involución democrática de tal calado que su fracaso irá acompañado de estallidos sociales aún inéditos. Con media Europa paralizada por manifestaciones, huelgas generales y otras formas de activismo el futuro de la deuda nueva es todo menos halagüeño.

4)      Dejando todo lo expuesto al margen, ¿hay sitio en una economía mundial como la de nuestros días para dos superdeudas soberanas?. Ver al BCE y a la FED compitiendo con el cuchillo entre los dientes por colocar sus títulos a los fondos soberanos de los países del Golfo o a los tigres asiáticos sería incluso divertido, de no tener consecuencias dramáticas para los ciudadanos (como la monetización de la deuda vía hiperinflanción a medio plazo).

 Esto son los eurobonos, o cómo un sistema agonizante gastará su último aliento en seguir alimentando al cáncer que lo devora – los especuladores – dejándonos a todos y cada uno de nosotros ante unas expectativas de pesadilla.

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